El Libro que Cambió mi Vida
Han pasado 14 años desde que tomé la decisión de convertirme en musulmana después de haber leído el libro sagrado y mi fe es cada día más fuerte, muchas de mis hermanas me preguntan ¿cómo me convertí en musulmana?
Muchos piensan que convertirme en musulmana, fue una decisión que tomé al raíz de mi matrimonio con un musulmán. En realidad mi camino hacia el islam inició mucho antes de mi matrimonio con un musulmán, para ser exacta yo ya tenía 6 años de ser musulmana cuando me case.
Tomé la decisión de convertirme al islam después de haber leído el libro sagrado de los musulmanes; el Corán, creo que fue el mejor regalo que pude haber recibido, en aquel momento no sabía el impacto que el libro del Corán traería a mi vida. Una vez que lo finalice, tenía la certeza de que ese era mi camino.
Mi viaje hacia el islam inició cuando tenía 27 años, ya en ese entonces cuestionaba mi fe, y encontraba confusa toda la doctrina religiosa que hasta el momento había estudiado y profesado, mi vacío espiritual era inmenso y no había oración ni persona que logra aquietar mis dudas. Me sentía atada por la sociedad, era y sigo siendo una férrea defensora de los derechos humanos, no encontraba un equilibrio, espiritual, social y profesional.
Hasta que un día llegó a mí el libro sagrado “el Corán”, fue un regalo de quien después se convertirá en mi mentor por así decirlo, un hermano al que yo solía ver como alguien muy dedicado a su religión, con una fe muy grande y una fortaleza para afrontar la vida que me dejó perpleja, y quien finalmente me ayudó a encontrar las respuestas a todas mis preguntas, me entregó el Corán y me dijo “aquí está las respuestas a todas tus preguntas”.
En efecto, un día después de iniciar la lectura del Corán me convertí en musulmana, finalmente encontraba una guía de vida perfecta, entendí que el islam, es una religión que promueve la justicia, equidad, tolerancia, y misericordia. Me sorprendió encontrar que muchos de sus principios resonaban conmigo.
Disipa todos los errores de concepción que generalmente se tiene sobre el islam y sobre todo el estatus de la mujer en el islam, las mujeres somos profundamente respetadas, gozamos de todos nuestros derechos, somos valoradas con estándares más justos, como ser nuestras cualidades como personas, capacidad, misericordia, benevolencia, siempre he creído que las cualidades son perdurables, mientras que la belleza física es perecedera.
Mi Hijab
Hoy en día uso m hijab con orgullo, como un símbolo de mi libertad como mujer, ¿Que si me siento oprimida? me siento más liberada, identificada con los aspectos más relevantes de mi personalidad, que al final son los que cuentan.
La opresión es la limitación de la libertad o derechos de un individuo, como puede decirse que el islam oprime si no hay coacción en la religión, la sociedad pretende establecer que hay opresión simplemente porque no compartimos sus mismos criterios, no es esto más bien una manera de disminuir. El simple hecho de que las demás personas piensen que somos oprimidas porque decidimos resguardar nuestro pudor es un indicador de opresión por parte de la sociedad y en contra de nosotras.
El islam les concede a las mujeres todos los derechos y garantías fundamentales inherentes al ser humano, el derecho al matrimonio, a la propiedad privada, la educación, la herencia, el divorcio, el trabajo, derechos que no fueron establecidos en occidente sino hasta después de largas luchas.
Es importante que la sociedad entienda que la mujer musulmana tiene derecho a explotar al máximo sus habilidades intelectuales y profesionales y que no estamos limitadas a ser amas de casa como algunas personas piensan.
El hecho de que profesamos una fe y seamos obedientes a Dios, no significa que se vea disminuidos nuestros derechos como personas, a las demás hermanas en la humanidad le digo: ¿Quieren saber el estatus de la mujer en el islam? Pregúntenle a una musulmana.
Las mujeres musulmanas somos lo que sentimos y no lo que la sociedad opine que somos.
A mis hermanas les digo: Seamos obedientes a Dios, y no a las opiniones de los hombres, recordemos que es a Dios a quien le rendiremos cuentas el día del juicio final.
Mi familia
Mi familia no lo asimilo muy bien, allí inició uno de mis retos, mostrarles a ellos que el islam vino para hacer un cambio positivo en mi vida. Nuestra manera de actuar y comportarnos es la mejor manera de que nuestras familias vean lo que nosotros pudimos ver en el islam.
No es que estudiar el islam y convertirme hizo que todos mis problemas desaparecieran, simplemente encontré la forma de enfrentarlos con entereza y fortaleza espiritual.
Mi Matrimonio
Cuando tenía seis años de haberme convertido decidí casarme con un musulmán, y pues las opiniones no se hicieron esperar, que sí sería objeto de maltrato físico y verbal, que perdería mi libertad individual y mi derecho a la libre decisión de mis acciones futuras, que el carácter de los árabes es terrible. He aquí mi experiencia, me siento profundamente bendecida por Dios, encontré a la mitad de mi deen, a mi compañero de vida, mi socio en dawah (el llamado al islam) no solo encontré el apoyo que siempre busqué, sino que encontré un hombre que me dio mi lugar, me respeta y considera, cada día me acompaña en mis oraciones, siempre tiene una palabra dulce, cada vez que me mira con mi hijab sus ojos se iluminan, hemos crecido como personas.
No hay peor cosa que generalizar y juzgar sin haber vivido la experiencia, es importante que la gente entienda, no todos los árabes son musulmanes ni todos los musulmanes son árabes, la maldad o la bondad no reside en la nacionalidad, raza o credo de una persona, sino en su corazón, es que acaso Dios no nos enseña a ser misericordiosos y benevolentes con todos nuestros hermanos en la humanidad.
Le pido a Dios todos los días que abra el corazón de las personas, invito todos aquellos no musulmanes a que eliminen todo el estereotipo y busquen la verdad, el mundo no necesita más odio e intolerancia. El islam invita a la discrepancia sin que esto conduzca a la intolerancia.